🐵 “Si no viven como si fueran a morir, morirán como si fueran a seguir viviendo.” –Stephen Jenkinson (entrevista con Catherine Ingram, junio del 2021)
🙉 Café Tacvba, “Muerte chiquita” (Un segundo MTV Unplugged, 2019)
🙈 Andy Goldsworthy, Pebbles around a hole (1987)
A Chris, Jérémy, Karen, Tim, William, Laurent
Morir. Aunque nuestro fin es ineluctable, como todos sabemos, eso no hace que condicione nuestra vida, y no nos lleva tampoco a entender que es la única condición de la existencia. Peor, parece que nuestra época esta rechazando el complejo sentido de esa paradoja para cumplir únicamente con el aspecto mórbido a lo cual tiende: ahora estudiamos la vida desde la muerte; la salud a partir del análisis de cadáveres; impedimos la vida para “remediar” la muerte (al menos momentáneamente).
24 de septiembre de 2009, cerca de las 19:00, un barco se volcaba en la bahia de Hạ Long, norte de Viêt Nam.
La muerte no explica la vida. El misterio de la vida, probablemente, sería mejor mantenerlo en secreto. La muerte es la única condición de la vida –si no hay muerte, no hay vida. Los arqueólogos lo saben perfectamente bien: todo lo que ha existido antes todavia está acá, bajo nuestros pies. Los antiguos vegetales, animales, minerales, conforman el abono desde el cual nos elevamos. Nuestros antepasados y la cadena infinita de “azares” que les unió y desunió son la causa de lo que buscamos llegar a ser. En ese sentido, quizas el trabajo de toda una vida es un aprendizaje a ser ancestros para que otros puedan existir, puedan ser.
Bajo mis pies, agua. Encima de mi cabeza, el chorro de la ducha. De repente, la visión del agua yéndose violentamente hacia el borde de la tina del lado de la pared, y mi cuerpo siguiendo el movimiento. Salgo de la tina, intento abrir la puerta del baño. No lo logro –yo había, sin pensarlo, cerrado con llave la puerta. Grito a Jérémy del otro lado de la pared que no puedo abrir, me responde “Voy!”. Es su última palabra.
Podemos imaginar que la palabra “anc-estro” está compuesta del prefijo anc-, como la ancla de un barco (aunque, oficialmente an- es diminutivo de ante-, o sea antes), seguido del verbo “estar” –como si los ancianos fueran los que amarran lo que está por venir. Consecuentemente, la vida resulta ser muy corta para acordarse de todo lo que vino antes de nosotros. Eso es lo que la noción de reencarnación implica, la entendamos literalmente o no: la muerte da la vida. Según la mitología griega antigua, las almas tomaban el agua del rio Lete, « el rio del Olvido », antes de nacer de nuevo. Aunque parece ser que en estos tiempos tomamos para embriagarnos, para olvidar, la vida, no obstante, es el momento dedicado al recuerdo.
No sé a dónde se fue Jérémy, pero sé que se fue. Tomó el camino con nuestros dos amigos que estaban en la habitación abajo de la nuestra, y dos personas más que no conocía.
En francés, “acordarse” (“se souvenir”) es literalmente “sostener lo que está por venir” –el conocimiento del pasado está entendido como cimiento del futuro. La palabra inglés “remember” también implica la idea de remembrar, juntar otra vez lo que se encontró separado. Y claro, la palabra en español “acordarse” sugiere el acorde o el alineamiento con lo que ha pasado. Entonces, dado que el orgasmo es el apogeo sensual de la unión entre dos cuerpos, se puede entender mejor porqué también se le llama “pequeña muerte” (“petite mort”) en francés. La simbiosis, permitida por la separación, puede ser sentida como el don total de uno mismo, la disolución completa del propio ser –eso correspondería a la sensación de estar vivo. En otras palabras, necesitamos aprender a morir para poder vivir. También nuestra pertenencia a todo lo demás se ubica en esos tipos de experiencias. Entonces, si acordarse es el medio para lograrlo, ser complet@, o Un@, será el sentido de la vida.
El Estado francés me mandó una carta para hacerme saber que fui “víctima”, e invitarme a acudir al centro de apoyo de mi vecindad. Fui, les dejé saber que no me identificaba como “víctima”, y les pregunté cómo conseguir un abogado. Quería “justicia” para que ese accidente no volviera a pasar. Con ese objetivo, respondí a las preguntas de los periodistas, de la policía, de las embajadas. Y pues, nada. Creo que ese “nada” es lo que llaman “diplomacia”. Dos años después, mismo armador, mismo accidente, 11 personas fallecieron esta vez.
De la aniquilación surge la creación –las mujeres que dan a luz lo viven, y es también, lo que estipula la teoría del Big Bang. Solo la muerte da vida –en primer lugar, la muerte de todo lo que consumimos. En Mesoamérica, ese concepto es ampliamente transmitido, las representaciones de flores surgiendo del cuello de decapitados son famosas. Esas representaciones son vinculadas con los antiguos juegos de pelota que son frecuentemente descritas como alegorías de la lucha, o mas bien de la danza, entre el mundo celestial y el inframundo; el día y la noche; las fuerzas internas y las fragilidades escondidas. Son los ciclos que se suceden uno al otro, o que se realizan uno en el otro.
Tenía 18 años, estudiaba filosofía y acababa de firmar tres actas de muerte después de haber identificado a mis amigos. Pensé que el objetivo de mi vida iba a ser regresar los cuerpos de personas desaparecidas a sus familias.
Si el sacrifico puede ser considerado una manera de morir como héroe, incluso como una divinidad, el duelo puede ser visto como una herida sagrada. Tener el corazón roto permite tener corazón. ¿Quién nunca se sintió profundamente triste y sintió a la vez el deseo irresistible de ayudar a los demás? A menudo, los humildes son los que han sido humillados y saben respetar esa parte humillada adentro de ellos mismos. Regala lo que te hace falta para tenerlo.
Casi diez años de estudios después (y unos años más encima), muchas puertas tocadas y el sentido de tener cierta legitimidad para practicar a lo que había decidido dedicarme, creo que terminé de entender que nunca merecemos nada. Si no existe el merecimiento, tampoco hay que pagar para estar viva cuando otros han muerto. Solo se trata de tener reconocimiento y respeto. Todos los días agradezco a Jérémy, Karen y Tim (y otros después) por haberme hecho un poquito más humana y por seguir haciéndolo. Esta experiencia no transforma, ni remotamente, a una persona en perfecta, crea muchos defectos y fisuras y por ellas la luz pasará.
En realidad, la aparición de lo que llamamos humano está más vinculado con el surgimiento de prácticas mortuorias en el registro arqueológico, que con la aparición de características físicas especificas. Eso no significa que los otros animales no entiendan lo que es la muerte –la repentina ausencia de algo que animaba el cuerpo. Solo implica que los humanos desarrollaron maneras materiales para encapsular la memoria, para manifestar a los antepasados fallecidos, y juntaron elementos para dar sentido a la muerte y hasta quizás para cuestionar la posibilidad de nuestra pertenencia a un gran esquema. Ojalá que sea recordado.
Algunas de las fuentes que inspiraron este boletín:
Stephen Jenkison, Die Wise (2015)
Roberto Martínez González & Luis Nuñez, “Muerte al filo de la humanidad”, Arqueología 51 (2016)
Joseph Campbell, "Sacrifice and Bliss", The Power of Myth 4 (1988)