🐵 “Solo estamos vivos en la medida en que deseamos ser aniquilados.” –Glennon Doyle (Untamed, 2020)
🙉 Los Tres, “Déjate caer” (MTV Unplugged, 1996)
🙈 Ghulam Rasool Santosh, pintor “neo-tantrico”, referencia desconocida
Pierre Clastres, antropólogo, demostró en los setentas que las sociedades pueden ser entendidas desde aquello que más rechazan. Describió los Guayakis de Paraguay como una sociedad en contra del Estado, una sociedad en la cual el entero cuerpo social esta orientado contra el surgimiento de una institución central y coercitiva. El personaje del gobernante si existe pero solo detiene el prestigio de la palabra –es un jefe arquetípico, teatral. De hecho, el definirse humanos en contraposición con la animalidad es una preocupación central de las sociedades. Tanto es así que muchos nombres de poblaciones corresponden al término “humano” en su propio idioma.
Cuando tenia 13 años, decidí dejar de ver mi padre porque no quería volverme como él. Pensaba que nos parecíamos demasiado. Si no ponía un alto a esa relación, llevaba el camino de convertirme en su copia exacta. Rechazándolo, pensaba salvarme.
Al nivel individual (palabra que en sí misma contiene “dual”), ¿Acabamos siendo aquello contra lo que luchamos por no ser? Un ejemplo. Ser crítica con el sistema –no soy inmune– puede volverse una necesidad vital. Cuando se da el caso, la existencia de los que se oponen esta condicionada a la existencia del dicho sistema, no a su destrucción. Cualquier sueño tiende a su aniquilación. Pero esa es otra historia. Regresando a la cuestión inicial: ¿Somos lo que criticamos? Cuando expresamos argumentos irrefutables para cuestionar la dominación, empleamos los mismos instrumentos hegemónicos empleados por el poder que tratamos de poner en duda. En ese contexto, activistas son potencialmente los monstruos contra luchan. El problema inicial es de justamente crear monstruos. Cuando deshumanizamos alguien con el argumento de poseer una humanidad mas grande, estamos, en realidad, empleando el mismo tipo de pensamiento que permitió al otro volverse el enemigo en un primer momento.
Después de catorce años, y unas noches en compañía de la ayahuasca, le ofrecí a mi padre que nos viéramos. Nos vimos en la Plaza Saint Michel de Burdeos. Él habló durante varias horas, yo respondí con mi perdón. Lo perdoné no por él, sino por mi; ya que solo el perdón nos permite ser libres. El perdón es la capacidad a verse en alguien más y a aceptar sus propias debilidades. Lo perdoné porque pude ver al humano que existía más allá de sus heridas y de las heridas que había causado. No lo hace ser un mejor humano, solo lo hace ser visto como es, sin juicio. Nunca lo volví a ver después de eso.
Ganaremos si aprendemos a ser amigos de nuestros adversarios y sabemos observar la oscuridad que también hay en nosotros mismos. Cuando condenamos a alguien mas, muchas veces proyectamos nuestra propia sombra. Solo a través de la diferenciación –viendo claramente al otro adentro de nosotros– podremos integrar las diferentes partes de nosotros mismos. El otro es la única posibilidad de auto-conocerse: ante todo, el prójimo es lo que no somos, lo que es ajeno; por lo tanto, es lo que nos puede hacer llegar a la alienación de nosotros mismos; pero también es lo que permite la alineación, integración, con uno mismo. “En el amor,” escribe Hegel, “se encuentra la posibilidad de la reflexión, de la separación; en esa unión, unión y separación son unificadas, [son como] un ser vivo que había luchado en contra de el mismo y se siente ‘ahora’ unificado [porque] no había hecho de esa oposición un absoluto.” En la filosofía mesoamericana, no hay oposición entre pares duales pero una voluntad de tejer lo que puede aparecer separado: el agua subterráneo y el cielo se unen gracias a las lomas y montañas que dibujan el horizonte. Juntos componen lo que es Todo, aquello que es completo.
Perdonar a un adversario solo es la primera etapa para integrar las partes de si mismo que reconocemos en lo prójimo, ya sean odiadas o admiradas. Pero en el amor, que podría ser el lugar donde se manifiesta la posibilidad más alta de generar la confianza que permite ser uno mismo, todo se va. Al menos para mí. Creo que es porque solo en esas relaciones íntimas existe la oportunidad de trabajar profundamente las heridas infantiles. Yo me doy contra paredes, contra el asfalto, bloques o vigas, depende. La primera vez era el asfalto, me caí de cabeza en patineta: dos pequeños traumas del craneo, el hombro roto y 5 días en el hospital. Y el ojo muy morado. Cuando volví a trabajar en el laboratorio, unos de los comentarios fue: “Sería bueno pensar cambiar de pareja.” No estaba tan lejos de la realidad.
Unos de los problemas del mundo contemporáneo, según mi entendimiento al menos, es el deseo de ser eternamente joven. Este pensamiento refleja la incapacidad de trascender al niño herido que llevamos dentro. Miedo al abandono, al dolor de nunca ser suficiente, al sentimiento de rechazo, etc. Si logramos protegernos de un dolor, ante todo significa que hemos escapado. Ese dolor terminara matándonos siempre que los sigamos evitando. Ese dolor nos persigue porque el alma quiere sanarse. La herida regresará hasta que le demos la vuelta y decidamos que no es un monstruo del cual tenemos que escondernos, sino un tesoro precioso que tendríamos que buscar. Tenemos que aprender cómo bucear adentro del vacío –del otro lado es nuestra vocación. Y no estoy inventando nada aquí: vacío y vocación tienen la misma raíz en latín.
No estoy muy segura de haber entendido lo que mi alma quiere sanar. El hilo es delgado entre trascender su propio ego y dañarse; respetar al otro y no respetarse a si mismo; transformase y destruirse. En dos años, me caí de una pared, luego una viga se me cayó sobre la nariz y me la rompió un poco. Mi perra se hundió el craneo. Todo en la carra. Hace unas semanas, me choqué contra una pared con mi coche. Hasta el coche empieza a hablarme. El pueblo el mas cercano a donde ocurrió el accidente se llamaba… El Paraíso.
Muerte y amor, lo que crea deseo y lo que genera miedo son los polos entre los cuales la vida ocurre. Son los dos sentidos que actúan como imanes –atracción y repulsión. Para los Griegos antiguos, Eros es el dios del amor, interesadamente uno de los únicos que no procrean. Eros es hijo del Caos o de la Noche que lo engendra con la Oscuridad. El hermano de Eros es Tánatos, el arquetipo de la muerte. Eros y Tánatos son la pareja existencial porque crean el estremecimiento que hace sentirse viv@. Indican la manera de sublimar lo que podría aniquilarnos. Tánatos no encarna tanto la destrucción de si mismo, sino la auto-disolución gracias a lo que es distinto –lo desconocido, lo incalificable o el prójimo. Desintegrarse un poquito no es morirse. El objetivo tampoco es tocar el fundo, pero sí estar abierto a la posibilidad de cambiar radicalmente en cada encuentro con la diferencia. Siguiendo Joseph Campbell parafraseando Nietzsche, “Tengan cuidado al rechazar su demonio, porque podrían rechazar lo mejor que tienen.”
En física, la aniquilación es el encuentro de una partícula con su antipartícula en el que producen energía y/o otras partículas. En otras palabras, aniquilación = creación.
Hablamos muy seguido de las energías fósiles sin necesariamente saber de dónde proceden. Durante el Carbonífero aparecieron los primeros grandes arboles con corteza hecha de lignina. Pero el hongo que ayuda a desintegrar la lignina y los insectos que facilitan la putrefacción no existían todavía. Y es esa materia no destruida, esa interrupción en el ciclo de la descomposición y de le renovación de dónde se originan las materias fosilizadas de las cuales depende nuestra cultura extractivista y capitalista actual.
Lo que distingue un objeto producido industrialmente de una trabajo original es el defecto, la cosa que no tiene que ser presente hace de la obra una pieza única. El defecto podría bien ser la cualidad la mas grande –como si la falta de algo fuese lo que le da valor. Sin fractura, no hay reparación. Sin herida, no curación. Este abismo, este hueco da profundidad a lo que sobra. Desde esa grieta la luz puede pasar. Que ese solsticio sea la consagración de la obscuridad desde la cual la claridad del día surgirá de nuevo.
Algunas de las fuentes que inspiraron este boletín:
el podcast “Living Myth” de Michael Meade (en inglés) que cuenta historias mitologicas para entender nuestra realidad
la entrevista de Sophie Strand en noviembre 2022 con el podcast “For the Wild” (en inglés) donde vincula la alteridad y el proceso de alteración